En este capítulo se han presentado variadas actividades para entretener, captar la atención, intrigar y sorprender, en definitiva emocionar a nuestros alumnos. Para ello hacemos uso de juegos (tabú, pictionary, oca, trivial, scrabble…), cine, literatura, imagen, cómic, música, arte, hobbies, role-playing, adivinanzas …
Todas
estas propuestas son muy interesantes si se aplican significativamente desde el
punto de vista pragmático-gramatical (integrar los conceptos, actitudes o contenidos
que se querían trabajar en el aula). Pero a mí me gustaría destacar la actividad de “contar
historias”, porque creo que la mayoría de los recursos conllevan estrategias narrativas. El storytelling parte de la máxima de que un mensaje resulta mucho más efectivo si es capaz de provocar emociones en el receptor.
En
distintas versiones, apoyadas o no con otros recursos, creadas entre todos o individualmente, relacionadas con su
país, como las leyendas, con su vida personal o aquellas en las que prevalece
el componente enigmático o fantástico, la
actividad de “contar historias” es sumamente práctica.Tanto si lo hace el
docente o el alumnado, es una importante fuente de emociones, y por tanto de
motivación. Posibilita que el estudiante estimule su imaginación en
un intento de sorprenderse o de sorprender a los demás. Puede ser una poderosa herramienta en sus manos pues no
solo contribuye al desarrollo de sus competencias comunicativas sino que además
fomenta la creatividad, fortalece la autoestima y permite desarrollar
actividades basadas en sus intereses, a lo que hay que sumar que es una buena manera
de practicar determinadas formas gramaticales y léxicas (imperfecto-indefinido)
y que facilitan recordar ideas,
conceptos y datos, al situarlos en un contexto.
A mí me gusta incluir un aspecto práctico y suelo utilizar
como base de la historia objetos de uso cotidiano. Para darle mayor interés añado
documentación histórica al respecto (sobre la cual hago preguntas previas) que
por su peculiaridad suele llamar bastante la atención, porque proporciona no
sólo nuevos sino curiosos conocimientos.
Aquí tenéis un ejemplo.
Además para ayudarles a crearlas les proporciono una máquina prodigiosa, diseñada para producir automáticamente (alimentada por personajes, situaciones y acontecimientos) infinidad de fantásticos relatos (manual Abanico).
Como he dicho las utilizamos normalmente de forma oral o escrita, ayudados por imágenes, canciones o vídeos, pero hoy en día el uso de las tecnologías abre todo un abanico de posibilidades de cara a la utilización de este recurso en la clase:
Digital Storytelling.
Podemos animar a los estudiantes a crear sus propias historias interactivas. En este caso aumenta mucho más el interés del alumno, porque entran en acción cualidades como la creatividad, la comunicación y la colaboración. Básicamente, lo que hace el profesor en estos casos es partir de una materia de aprendizaje determinada y proponer a los estudiantes la elaboración de sus propias historias, reales o ficticias, vinculadas con dicho tema. Entre los recursos que he encontrado para contar historias digitalmente destacaría: